Cuanto más inteligente, profunda y sensible es una persona, más probabilidades tiene de cruzarse con la tristeza.

Por eso, las exhortaciones a la alegría suelen proponer la interrupción del pensamiento: “es mejor no pensar…”.

Casi todos los aparatos y artificios que el hombre ha inventado para producir alegría suspenden toda reflexión: la pirotecnia, la música bailable, las cantinas de La Boca, el metegol, los concursos de la televisión, las kermeses’.”…

El libro del fantasma (Alejandro Dolina)