El único pecado imperdonable, es, no vivir.

Entregarse a una muerte anticipada
mientras la sangre corre todavía por nuestras venas.

Porque vivir, no es solo estar en la vida.
Vivir es participar en la fiesta, actuar, ser protagonista,
elegir un papel e interpretarlo con autenticidad y con convencimiento.

Vivir es ser, y conocer.

Saber por propia experiencia que es el amor.
A que saben los besos.
Que se siente cuando se llega al éxtasis, a la cumbre del placer.
Que se pierde cuando un amor se olvida.

Vivir es saber, por propia experiencia,
que es la pasión y que se siente cuando nos atrapa.

Que se siente cuando un amigo nos pone la mano en el hombro,
cuando llega el momento de una despedida,
cuando tropezamos y tenemos que levantarnos y volver a la lucha.

Vivir es estar vivo y parecerlo.
Saltar cada mañana de la cama
como si todo fuera nuevo,
como si fuera el primer día.

Aprovechar cada momento como si fuera el último.
Porque el instante que se va, no vuelve.

No dejes que nadie te niegue tu derecho a vivir.
Mientras el cuerpo aguante… ¡exprime la vida!.

Jesús Quintero