Para crear un enemigo
toma un lienzo en blanco
y esboza en él las figuras
de hombres, mujeres y niños.

Sumerge en la paleta inconsciente
de tu sombra enajenada un gran pincel
y emborrona a los extraños
con los turbios colores de la sombra.

Dibuja en el rostro de tu enemigo
la envidia, el odio y la crueldad
que no te atreves a admitir como propias.

Ensombrece todo asomo
de simpatía en sus rostros.

Borra cualquier indicio de los amores,
esperanzas y temores
que se constelan caleidoscópicamente
en tomo al corazón de todo ser humano.

Deforma su sonrisa
hasta que adopte el aspecto tenebroso
de una mueca de crueldad.

Arranca la piel de los huesos
hasta que asome
el esqueleto inerte de la muerte.

Exagera cada rasgo
hasta transformar a cada ser humano
en una bestia, una alimaña, un insecto.

Llena el fondo del cuadro
con todos los diablos, demonios y figuras malignas
que alimentan nuestras pesadillas ancestrales.

Cuando hayas terminado el retrato de tu enemigo
podrás matarlo y descuartizarlo
sin sentir vergüenza ni culpa alguna.

Porque entonces lo que destruirás
se habrá convertido en una fantasía.

La fantasía de todo aquello que rechazas de ti mismo.

El cuento del enemigo
Sam Keen
Versión del Instituto Enric Corberá