Un discípulo a su Maestro:

¿Hay algo que yo pueda hacer para llegar a la iluminación?

– Tan poco, como lo que puedes hacer para que amanezca por las mañanas.

– Entonces, ¿para que valen los ejercicios espirituales que tú mismo recomiendas?

– Para estar seguro de que no estás dormido cuando el sol comience a salir.

Cuento Sufí