la gente aspira a encontrar su otra mitad -aquella mitad de Aristófanes en  El banquete- en su ciudad, en su barrio, y hasta en su calle; no sé ni cómo no la buscan en su cama.

Y no es así: cerca nos tropezamos con los humildes premios de consolación; yo había tenido ya uno.

Las medias naranjas verdaderas están lejos casi siempre y son costosas. Lo que hemos de pedir, además de encontrarlas, es que el hallazgo no se produzca demasiado tarde…

La pasión turca
Antonio Gala